Reencuentro

Reencuentro

sábado, 18 de julio de 2015

Mujer, comida y deseo











Descubrir lo que te apetece con locura, es lo que te liberará.

Las dietas fracasan porque nos agotan mentalmente, contar calorías nos deja sin fuerza de voluntad. Estar demasiado pendiente de lo que comes puede sabotear tus intentos de ser más consciente de lo que te llevas a la boca.

La sociedad nos ha enseñado que si cedemos a nuestros antojos, lo menos malo que nos puede suceder es que engordemos o enfermemos, lo peor no ser amadas ni provocar deseo. Como en una ocasión me comentaba una paciente, a la mujeres se nos perdona todo, tener una nariz un poco pronunciada, tal vez poco pecho, lo imperdonable, el exceso  de talla.

Cuando respondemos a la llamada de un apetito con urgencia y desesperación, deberíamos de interrogarnos si este antojo surge porque necesitamos algo, nuestro cerebro responde con un nivel de intensidad que se corresponde con el estímulo que está necesitando, estímulo que frecuentemente no necesariamente es la carencia de nutrientes.

El núcleo caudado es el centro del placer que se encuentra en las profundidades del cerebro y que controla la secreción de dopamina. Éste es el centro de la recompensa que se siente tan bien atendido cuando comes algo dulce o mantecoso que enseguida te tranquiliza. La dopamina es la hormona del orgasmo, la que hace que el sexo sea tan fantástico, que tomar drogas sea tan peligroso y que excederse con los alimentos inadecuados sea tan fácil.

El estrés hace que nuestro cuerpo segregue hormonas muy potentes y que tienden  a saturarnos con sensaciones de urgencia. Cuando estas hormonas, como el cortisol empieza a circular por el torrente sanguíneo, es muy difícil resistirse a los antojos, el cerebro se queda sin fuerza de voluntad. Reducir o eliminar el estrés es un requisito previo para poder escuchar la sabiduría que encierran tus antojos.

Hay que comenzar por comprender las diferencias entre los antojos, que son una súplica del cerebro para que les des algo agradable, y el hambre verdadera, que es la indicación del cuerpo de que necesita nutrirse.

Considerar los antojos como un truco de la mente. Sin embargo, el hambre se considera realmente en el cuerpo, pero no es tan sencillo como comida//si, comida/no.

 “Estas tan enferma como lo están tus secretos” esto es justamente lo que sucede con la comida. Lo mismo sucede con nuestros sentimientos, que si los guardamos para nosotras o los ocultamos a nosotras mismas, es muy probable que acabemos deprimidas. El aislamiento mata y nos deja a solas con nuestra mente, que no siempre piensa como debería. Y cuando nos sucede esto, es muy probable que tomemos malas decisiones.

Somos lo que hacemos repetidamente Aristóteles

 

 

sábado, 11 de julio de 2015

Cómo Llegar a ser Adulto. Richo D.

    Más o menos por estas fechas, el verano pasado recorria distintas ciudades en Nepal, acompañada por mi prima Victoria, era la segunda vez que me convencia para descalzarme los tacones y cambiarlos por una mochila.
 
  De ambos viajes guardo entrañables historias que no caben en citada mochila, exponerte a circunstancias no cotidianas de nuestro mundo occidental, también me sirvierón como otra via de autoconocimiento no comparable pero si con el suficiente poder como para realizar cambios personales y acceder a otros registros del propio carácter, al igual que los que cursamos Formación Gestal sabemos que tiene lugar.

    En este viaje, curiosamente ibamos coincidiendo con Peter, un chileno que también se dedicaba al mundo del desarrollo personal. Ya en la distancia, han sido varios los @ en los que compartimos autores, material de trabajo y dudas que nos han ido surgiendo en el ejercicio de la clínica.

   Concretamente, este libro lo conoci a traves de este contacto. Subrayo pequeños fragmentos que comparto con vosotros.

    Los límites de piedra no puede no pueden mantener fuera el amor.  Y aquello que el amor puede hacer, aquello se atreve a intentar.                                                   (Romeo y Julieta)

     El amor es nuestro don humano más hermoso.

     No está condicionado por las expectativas, la necesidad o el deseo de cambiar, controlar o cambiar al otro.

     El amor deja marchar y nunca se aferra o controla. No nos quita nada; se multiplica cuando lo compartimos. Lo que es verdad acerca del amor es verdad acerca de cada uno de nosotros.

     Nuestra misma identidad es amor incondicional. No es algo que ha de ser conseguido. Es lo que siempre fuimos y lo que ya somos. Cada cosa que ocurre en nosotros, y a través de nosotros es acerca de este amor.

    De una forma muy real, somos quienes somos debido al amor que otros nos han dado (pág. 141). 

    Y prosigo con mis propias palabras, como frecuentemente observamos en los talleres de formación Gestalt, como nos han dado amor, nos da pie a construir el propio carácter. Directamente nos situa en un rasgo de carácter del eneagrama en un modelo que indica que mecanismos estamos utilizando para construir esa máscara que por mucho tiempo nos ha ayudado a sobrevivir. 

También de la forma en la que nos dieron ese amor, no deja de ser una clave para descifrar los enredos y manipulaciones con las que nos manejamos socialmente y en la pareja. Allá habra que volver una y otra vez durante el proceso personal para adquirir el conocimiento que nos permite recomponer y aprender de aquello de aquella historia de infancia, tal como se sintio y se vivio. 


Irene Poza 



Amarse con los ojos abiertos. Bucay y Salinas


     Hace años, al principio de mi carrera leía este libro, del que guarde buen recuerdo. Releyéndolo en este momento, me doy cuenta del marco gestáltico desde dónde está escrito. Y ahora entiendo que me fuese tan atractivo, en ese momento, esta corriente apenas era conocida por mí en aquella etapa dentro del ámbito académico, en la Universidad de Jaén.
 
     Una buena lectura, para acompañar este verano con reflexiones referentes a como se construye la pareja, a los conflictos que surgen como una oportunidad para trabajarnos,  que en ocasiones son la propia expresión de las dificultades de nuestro "niño interior" que aún permanece herido.
 
    He aquí algunas líneas de este libro, para despertar la curiosidad sobre este tema de la pareja, que tiene el poder de hacernos sufrir tanto como el de hacernos disfrutar, menuda "polaridad para un mismo concepto".
 
     "Celar es sostener la creencia de que mi amado le da a otra persona lo que solamente yo tengo derecho a a recibir de él. O como dice Ambrose Bierce en su Diccionario del Diablo: celar es temer perder a alguien, que si uno perdiese lo que no teme perderlo, no valdría la pena haberlo conservado"
 
    "Abrazar es dar con los brazos abiertos y el que da con los brazos abiertos recibe con todo el cuerpo"
 

domingo, 5 de julio de 2015

La locura lo cura (extracto). Guillermo Borja

La autenticidad es no cambiar lo que uno es y acotar lo que
uno tiene. Es la capacidad de manifestarse tal y como se es,
sin ocultamientos. Lo auténtico es y tiene valor.

La autenticidad no es tratar de ser mejor. Esto es sentido del
deber, es una obligación, es una órden, una fachada.
La verdadera autenticidad es mostrarse, sin juicio, sin
temor a ser descalificado. Para poder alcanzar esto uno tiene que trabajar mucho, como paciente,
no como terapeuta. Porque no se trata solo de mostrarse. Así cualquier descarado
sería un ser auténtico. No hay que confundir y creer que se debe mostrar la
verdad hasta el escándalo. Quienes dicen esto están menos interesados
en lo primero que en lo segundo. Hay que decir la verdad sin escandalizar. No puedo hacerle creer a mi paciente algo que yo no creo. Si yo no conozco
un proceso, siyo no lo he hecho estoy cometiendo un fraude contra el paciente.
El terapeuta se averguenza de mostrarse humano, conflictivo, irresuelto,
devalorado, edipiento, bisexual, homosexual, hetersoxual o con el problema que sea.
Tiene terror de ser persona frente al paciente.... La verdadera preocupación y responsabilidad del terapeuta es hacer bien su trabajo.
Es importante decir: vamos a trabajar. Porque es un trabajo, un esfuerzo,
una tensión. Debe haber una continuidady una conciencia de que los trabajos
quitan espacio, quitan distracciones. El trabajo es esfuerzo constante y
capacidad de vivir cada instante con conciencia.
Hasta que esto se convierta en un estilo de vida y esa te permita vivir bien.
Hay ciertas deformaciones en los terapeutas que les impide dejar que los
pacientes toquen fondo. Se intenta no confictuar mas al paciente y sacarlo de
su sufrimiento. Esto es muy negativo. Hay que tocar fondo. Hay que ir hacia
el lugar de donde quiere huir. Y la única forma de tocar fondo es sucumbiendo
a las tentaciones. No se pueden superar los obstáculos huyendo de ellos o
negándolos. Hay que sucumbir al miedo y a lo que consideramos malo.
Hay que volvernos malos, mas enfermos. Tenemos que meternos al pantano.
Hacemos muy poco trabajo de calvario con conciencia. No es que no hayamos
sufrido en la vida, pero lo hemos hecho de manera inconsciente y por eso
no hemos obtenido resultado. Toda esta problematica es una proyección
del terapeuta, de los conflictos que no tiene resueltos, pues se ha dedicado y
se ha distraido en la sintomatología e interpretación de sus propias conductas,
pero no se ha involucrado con lo que hay detrás.
Hay que ir al fondo del océano, hay que ahogarse y no andar con flotadores.
Hay que aprender a confiar en la tempestad. Hay que hundirse , flotar, ahogarse
y salir. Hay que reni¡unciar a la salida mientras no se haya llegado al fondo.
Sino no se resuelve nada. Hablo de resolver, no de cambiar conductas.
Es necesario llegar al núcleo, a la esencia del conflicto, para poder conocer
y elegir con libertad. Entender no es mas que enmascarar el problema, racionalizándolo.
Hay que revivenciar el origen del conflicto, regresar al pecado original.
La vivencia tiene un contenido mas profundo, es la experiencia de revivir
de volver a abrir y de quitar toda la piel. Es un quedarse con la verdad que hay ahí,
no con la interpretación mental. La solución está en la experiencia misma, en
jugar al riesgo de profundizar en uno mismo. El pensamiento no resuelve,
porque el problema no se originó con un pensamiento, sino con una experiencia,
con una vivencia, con una palabra o con el impacto de una presencia que nos marcó.
Lo mas importante es la impecabilidad, poder estar abierto y presente en el i
nstante, suceda lo que suceda, tanto si es placentero como si es adverso. Hay terapeutas que se vuelven maniáticos de los cursos, para mejorar sus defensas.
No niego la importancia de los conocimientos. Me refiero a aquellos que se
paralizan si no van al curso, que esconden su poco desarrollo personal en
la adquisición de mas y mas información. Pero la base de todo es el desarrollo
como persona. Si uno no tiene un mínimo de diez años en ese camino, va a
deformar cualquier técnica que reciba. Las técnicas han sido desarrolladas
por quienes han culminado un desarrollo personal. Un terapeuta que no haya
avanzado en ese camino cuanto mas se entrene: peor. Terminará
subdesarrollándose: poco crecimiento interior y megalomanía de desarrollo
exterior. El crecimiento tiene que ser simultáneo, coherente. Sino las técnicas
van a ser asimiladas de forma mecánica. La técnica es insensible, lo que vivifica
es el desarrollo personal del terapeuta. La técnica funciona si el terapeuta
está plénamente vivo. Ahí tienen éxito las técnicas, porque el terapeuta
las ha aplicado primero en él mismo, las ha vivenciado y ha tenido una
experiencia que trasciende lo mental, lo emocional.
Repito: un terapeuta sin trabajo personal es un robot, un enfermo mas,
alguien que va a llevar a nada al paciente. La base de una teoría,
de una técnica, de una escuela, es la experiencia.

Hay momentos en que es necesario descender al pozo oscuro,
a lo indeseado, a lo temido, al odio. Teniendo presente que un
proceso terapéutico consiste en revisar toda la historia del
paciente, tenemos que enfrentarnos al odio no tratado,
no visto, no reconocido, y por tal, no aceptado.
Es muy facil transferenciar en forma positiva, hablarle bonito al paciente:
es mas facil no contrdecirlo y darle cuerda, seducirlo mas que conflictuarlo.
Pero el paciente tiene que pasar por el conflicto, aunque jamas quiere entrar ahí.
Porque si las figuras que tuvo en esa posición, le fueron amenazantes, es obvio
que su única relación positiva será con el terapeuta. Hay que trabajar sin la
amenaza, sin decir nada, sin convencer al paciente argumentando que toda persona
tiene que entrar en un proceso de transferencia negativa. Porque eso es una seducción
Nadie puede entrar en ese proceso con lógica, siendo razonable, puntual y justo.
Uno tiene que ser injusto con el paciente, no por maldad, sino para procurar
el contacto con el odio. Si quiero trabajar la transferencia negativa tengo que
buscar y provocar situaciones de crisis. Pero no una crisis planeada, basada en
una estrategia terapéutica, que terminará fracasando. Hay que llegar desde la
forma de ser del terapeuta, desde el desquiciamiento mismo del terapeuta.
Si esto se logra, el riesgo es quedarse sin el paciente. Lo cual es una gran
amenaza, junto con ser odiado y que se hable mal de él. Esto es una mala
propaganda, es echarnos enemigos de antemano. La reputación, la imagen
se deteriora. Así son muy pocos los terapeutas que quieren trabajar la
transferencia negativa. Símplemente ellos no la tiene resuelta. Resolver no es
hacer ejercicios de abandono, es vivenciar la amenaza de la pérdida total del objeto amado.
Para que haya una buena transferencia negativa es necesario partir en la
honestidad en lo que siento. En este tipo de trabajo: la verdad es la terapia.
Si el paciente está inmovil, en proceso de demanda pasiva, yo tengo que
sacudirlo y abofetearlo. Lo digo en sentido real y no figurado. Tengo que entrar
en situaciones que la psicología tradicional copnsidera humillanttes. No es posible
llegar al odio con simples ejercicios.
Trabajar la transferencia negativa es atravesar el miedo, perder lo amado.
Aquí no hay un perdedor sino dos, la amenaza es por paritda doble......
Cuando se da una transferencia negativa, se puede estar dando una
contratransferencia negativa inconsciente por parte del terapeuta .
¿Cómo es posible que un paciente así me ponga en crisis?.
Simplemente el paciente le recuerda su problemática irresuelta, cada vez que
se le acerca de una forma determinada. Entonces entre menor sea el nivel de
resolución, mayor será el alejamiento. No es facil entrar en lo obvio, entrar en
la pérdida. A mí, lo único que me ha servido, en estos casos, es ser honesto y
actuar con libertad, libre de resentimiento, porque no es una estrategia para joder.
Sólo que hay que pasar por ahí, es una parte del camino, no hay otra posibilidad.
Son estados que hacen parte de la condición humana y no es posible negarlo.
El desarrollo de la persona es psicológica, social, cósmico, natural, pero
congruente con una cronología, por eso no se puede saltar ninguna etapa.
Saltarse una equivale a fijación, Querer evadir la trampa crea un conflicto..........
Yo como persona no acepto de nadie nada que no sea directo, sea en la relación
que sea. A mí no me asusta ninguna posición, creo que cada quien tiene derecho
a ser como es. Ese derecho me lo otorgo yo. Mis maestros me lo otorgaron
a mí. Lo que no acepto es que lleguen a mi con su mecanismo de defensa
puesto, no acepto que me gratifiquen gratuitamente, me molesta la seducción
barata. Ser paciente no otorga derecho de sobreprotección, ni disculpa;
si quieren jugar vamos ha hacerlo, pero jugaremos poquer abierto, vamos a
manifestarnos como somos, para alcanzar el nada facil nivel de transparencia.
Para esto hay que reconocer que el otro tiene derecho de responder como
puede y como quiere. No hay que entrar en un proceso de interpretación, porque es
un mecanismo de defensa.........
Tiene que quedar claro que hay que provocar la transferencia negativa.
Querámoslo o no el objeto amado también es odiado. Aceptémoslo o no,
pacientes y terapeutas en proceso de maduración, del amor tienen que pasar
por la libertad de decir, te amo y te odio.
Tiene que vencer la amenaza. No se dan las transferencias negativas
por temor a la pérdida, pero uno debe expresar el resentimiento hacia lo mas amado,
pues cuando no se expresa, surge de manera mas dañina y se cumple la amenaza
del abandono. El proceso terapéutico de la transferencia negativa es darse la
libertad de expresar y decir, aunque se pierda lo amado. Me dolerá y sufriré. Pero
tengo la capacidad de amar, de amar a otros. Así logra uno neutralizar los fantasmas.
Y uno se otorga el derecho de querer cuantas veces uno quiera.
Creo que la transferencia negativa se puede apuntar en ese derecho de querer,
siempre que uno quiera. Uno no vino a querer una sola vez, a querer a una sola
persona. Uno tiene que estar donde y con quien lo quiera a uno. No estar
viviendo donde lo apaleen a uno, con quienes lo destruyen a uno. Lo demás
son tabúes sociales cuyo trasfondo es la pòsesión, que vuelve esquizoide
al ser humano. Hay que lograr la capacidad de estar donde se quiere,
con quien se quiere, el tiempo que se quiere, y poder irse cuando uno quiere,
lo cual no es una tragedia.

lunes, 22 de junio de 2015

Constelar la Enfermedad. Desde las comprensiones de Hellinger y Hamer

     La enfermedad es un movimienti del amor del espíritu que nos lleva hacia la vida, deshaciendo el largo camino que hemos seguido para alejarnos de ella. La enfermedad solo aparece cuando nos hemos negado una y otra vez a afrontar conflictos con los que la vida nos retaba (pág. 23).
     Intestinos: expiación, perfeccionismo.
     Intestino delgado: contrariedad indigesta y miedo de carecer (pág. 203).
     Obesidad: sindrome de abandono, soledad y sensación de peligro permanente. Tener que ser fuerte. Miedo, protección. Acumulación de emociones retenidas como ira, culpa o pena (pág. 208).
     Retención de líquidos: retener las emociones, el pasado, un vínculo, una fidelidad. Miedo a perder el territorio, a perder su lugar (pág. 212).
    
    

martes, 16 de junio de 2015

En los oscuros lugares del saber P. Kingsley

    
     Queremos curarnos de la enfermedad, pero, precisamente, a través de la enfermedad crecemos y nos sanamos de nuestra apatía autocomplaciente. Tenemos la pérdida y, sin embargo, precisamente a través de lo que perdemos somos capaces de averiguar que no puede quitarnos nada. Huimos corriendo de la tristeza y de la depresión, pero, si dejamos de ignorar la tristeza, veremos que habla con la voz de nuestro anhelo más profundo; y si seguimos prestandole atención un poco más, encontraremos que nos enseña la manera de alcanzar lo que deseamos.
     ¿Y cuál es nuestro anhelo? De eso trata esta historia (pág.14).

     Si tienes suerte, lector, en algún momento de tu existencia te encontrarás en un callejón sin ninguna salida.

     O, para decirlo de otra manera: si tienes suerte, llegarás a una encrucijada y verás que el camino de la izquierda lleva al infierno, que el camino de la derecha lleva al infierno, que la carretera que tienes delante lleva al infierno y que, si intentas dar la vuelta, terminarás en un completo infierno (pág. 15)

domingo, 14 de junio de 2015

ESTRUCTURA HISTÉRICA


v  Referencia contextual

v  La histeria como estructura dentro de la neurosis

v  Bibliografía


Para encuadrar este texto, me remito a  la idea de Freud (1856-1939) sobre el inconsciente,  plantea que en el inconsciente es donde se contiene la verdadera realidad psíquica y las claves del comportamiento humano, pues la vida consciente solo supone una pequeña parte de la vida mental.

       Para Freud el psicoanálisis representa tres cosas:

Ø  La técnica terapéutica.

Ø  Un método de investigación del inconsciente.

Ø  Y una teoría del inconsciente.

 v  Referencia contextual

      Freud comienza trabajando en biología y medicina, de hecho pretende encontrar una explicación a la psicología humana basada en la fisiología, algo a lo que nunca renunciará; en su obra Proyecto de una piscología para neurólogos hace depender los procesos mentales de los diferentes tipos de neuronas que utilizan la energía del sistema  nervioso que se traduce en la suma de la excitación procedente del interior y del exterior del organismo, regulados según un principio de constancia que obliga al organismo a mantener constante el nivel de excitación energética y siempre según la tendencia innata a evitar el displacer. Tiempo después escribe Tres ensayos para una teoría sexual, en esta obra, sustituye el modelo neurológico por otro psicológico que irá desarrollando en consecuencia del abandono de su faceta como investigador. A partir de entonces, Freud, se interesa por la clínica, en 1885 le dan una beca y se va a París a estudiar con Charcot, donde trabaja el fenómeno de la histeria, también hace una corta estancia en Nanoy con Bernheim. A su regreso a Viena da una conferencia ante la sociedad médica donde explica la histeria según las teorías de Charcot y Bernheim, discurso que será considerado totalmente absurdo por el auditorio (Cagigas, 2002).

Freud observa que los resultados de la terapia dependen de la transferencia, es decir, de la relación emocional que el paciente establece con el terapeuta y en las que revive las emociones pasadas y ese es el motivo de que abandone la hipnosis. De esta forma sustituye el método de la hipnosis por el método de presión o concentración, según el cual, los pacientes en estado de vigilia, se deben de concentrar en el síntoma y buscar sus orígenes; lo cual le permite observar el fenómeno de resistencia, fuerza contraria a la salida del material significativo. Para evitar esta autocensura, Freud, les dice que cuenten todo lo que se les pasa por la cabeza, así crea el método de la asociación libre, en el cual el paciente sin ningún tipo de coacción habla de sus deseos, de sus sueños,..y el terapeuta interpreta esos contenidos desvelando una historia que le permita ahondar en la psique del paciente, eliminando las represiones y con ellas la enfermedad.

Para Freud, el núcleo de la neurosis es el complejo de Edipo que se desarrolla en la etapa fálica, en esta etapa el protagonista es el falo, y la cuestión principal para el niño es la diferencia entres los sexos y la elección del objeto. En el caso de la neurosis, que son regresiones a la infancia cuando no se puede contener la frustración, en este caso la regresión mantiene intacta la función de realidad (no en la psicosis), solo que no es capaz de adaptarse a ese nuevo mundo y de ahí su sufrimiento. Siguiendo con el término neurosis, Horney (1885-1952) en su libro titulado La personalidad neurótica de nuestro tiempo, define la neurosis como la desviación del patrón normal de conducta que se muestra en una rigidez de las reacciones, una discrepancia entre las capacidades y los logros, y el sufrimiento que genera la angustia y que provoca las defensas que son los síntomas (Cagigas, 2003).

 
     Y por último, unas breves anotaciones sobre el término neurosis en la Gestalt, según Perls: en la neurosis, el sujeto, en vez de enfrentarse, prefiere huir. Escoge la evasión, la evitación. Esto, en sí, es una posibilidad, no necesariamente neurótica –enfrentamiento o huida- . La evitación biológica de contactos peligrosos con frecuencia es importante para la autopreservación. La apreciación de que peligros son reales y cuáles imaginarios, y la aplicación de este juicio, es característica del individuo sano. Vemos que para Perls, la neurosis no es el resultado de un conflicto ante todo intrapsiquico, sino que la persona pone en marcha un patrón de identificación/alienación “orgánicamente” inadecuado a la situación, por considerar hostil o peligroso el que resultaría “orgánicamente adecuado”. Así viene a rechazar o “alinear” una parte de sí – la que habría podido enfrentar el “peligro” -, estrechando con eso los límites de su ego, es decir la proporción de lo que deja “dentro” y lo que pone “fuera” de sus límites (De Casso, 2003). Esta descripción que contempla la parte orgánica como reflejo de la neurosis podría bien ser los diversos síntomas físicos que se presentan en la histeria, tema que nos ocupa.

Considerando los síntomas femeninos históricamente se hace alusión a los estudios sobre la histeria en relación a los factores sociales que se  derivan en un mundo altamente competitivo que conlleva que los individuos muestren autocontrol. Los sentimientos de dolor o resentimiento, ansiedad o ira, son inevitables pero difíciles de manejar, y por lo tanto son reprimidos y redirigidos en una de las pocas formas de expresión en que están permitidos, es decir, la presentación de la enfermedad física (Porter, 1993).

El rol de la mujer y la relación con los estereotipos hacen que influyan en la elección de los síntomas, por ejemplo los desórdenes gástricos eran compatibles con la vida activa social del hombre, mientras ser una “mujer histérica” suponía, exhibir una batería de síntomas incapacitantes, debilitadores e inmovilizadores. La histeria era un patrón socialmente reconocido, las mujeres “elegían” rasgos de la histeria como modo particular de expresar malestar, descontento, ira o sufrimiento. Smith-Rosenberg (1981, 1985) subraya una epidemia de histeria entre los años 40 y 80 del siglo XIX entre las mujeres en Estados Unidos en un momento de cambio en el rol de la mujer; en concreto en el cambio entre los roles “mujer verdadera” (emocional, dependiente y gentil) y de la “madre ideal” (fuerte, confiada, protectora, cuidadora eficiente con los niños y con el hogar). Es decir, el conflicto entre el paradigma ideal de la mujer y la vida real de ésta. La histeria y las enfermedades nerviosas pueden haber servido a algunas mujeres que encontraron dificultades en conciliar ambos roles. Finalmente la histeria se convirtió en una enfermedad no manejable, sin etiología ni curso definido que no alcanzaba el estatus de enfermedad científica.

 

v  La histeria como estructura dentro de la neurosis


La revolución teórica y técnica realizada por Freud, se realizó a partir de las observaciones de sus pacientes histéricos, subrayando que en la historia del surgimiento del psicoanálisis se encuentra muy determinada por el estudio de la histeria, pese que en los últimos tiempos este interés ha descendido, además del cambio en las manifestaciones clínicas que podrían tener que ver con el cambio en lo social.

La histeria suele ser reconocida en dos clases sociales extremas: entre los marginados las clases trabajadoras; y entre las clases acomodadas (mujeres dependientes, hombres y mujeres extravagantes o seductores de clases dominantes). El tipo de sintomatología histérica está cambiando y en la actualidad encuentran la manifestación en síntomas físicos, en conversiones no tan clásicas (enuresis, disfonía, síndromes vertiginosos, lipotimias,..) o en trastornos por somatización, somatomorfos indiferenciados (APA 1995) y dolores psicógenos (quejas de dolores de cabeza, algias lumbares o cervicales, etc.). Según las investigaciones de Tizón (2004), la persona dominada por la estructura histérica le resulta insoportable la relación amorosa y tierna con el objeto y las ansiedades “depresivas” concomitantes, que ante cada nuevo contacto o posibilidades de contacto, regresa inmediatamente a actuaciones de tipo confusional, adicto, de esta forma el paciente, reacciona agrediendo sutilmente, o provocando la agresión con la consiguiente retirada, refugiándose en la confusión, despedazando las captaciones de los inshigt, o sumergiéndose en el mundo de la mentira. La confusión o la belle indifferènce que todo lo niegan o confunden; o bien la agresión mediante la pasividad, las fantasías autoeróticas como defensa narcisita. La reiteración con lo cual aparecen y reaparecen esos sistemas defensivos ante la ansiedad “depresiva” o reparatoria, ante los menores indicios de dolor por el daño infligido, es lo que lleva a observar el aspecto adictivo de la relación (interna y externa), aspecto que aparece reiteradamente en la conducta del histérico. Cada vez que sienten que pueden ser comprendidos y ayudados por una madre- (padre)-terapeuta acogedores, parece como si quisieran disolver tales sentimientos y congniciones mediante la degradación mental o real del objeto o el autosabotaje, una vez degradado el objeto puede ser introyectado más fácilmente.

Como venimos explicando, la histeria (y la histeria de conversión como exponente máximo de la misma), se consideraba basadas en conflictos intrapsiquicos de tipo edípico y fálico generadores de intensa ansiedad. Dichos conflictos alcanzan su expresión externa a través de la dramatización simbólica en las relaciones con los otros o en el propio cuerpo; los impulsos y los afectos reprimidos (o disociados), así como las defensas son convertidos en diversos síntomas motores o sensoriales.

La estructura histérica descansa sobre el narcisismo, un narcisismo con números rasgos infantiles que se expresa a través de las somatizaciones. Es como si la histeria estuviese montada sobre la fantasía “las conquistas prueban mi valor”, fantasía que implica al histérico a vivirse a través de los demás. Freud en sus historiales clínicos también señala la competitividad homófila, el histérico mantiene relaciones fuertemente competitivas con otras personas del mismo sexo aparentemente admiradas e idealizadas, pero en realidad desvalorizadas, lo cual nos habla de las dificultades de identificación con la madre; así es frecuente, el recurso defensivo de la fantasía, que lleva incluso a que sea preferible la satisfacción fantaseada a la real (porque estimula los celos y la rivalidad con el otro), y la versatilidad de las defensas desarrolladas tiene que ver con la capacidad de simbolizar y la capacidad de oscilar entre una posición esquizoparanoide y una posición reparadora bastante elaborada. Otro rasgo estructural son los problemas de identificación e identidad motivados por la necesidad de seducir. A nivel de relación una característica básica es la profunda necesidad de dependencia que puesta en práctica en terapia es un peligro para el terapeuta en la posibilidad de coludir con la omnipotencia proyectada. El objetivo de la puesta en marcha una y otra vez de las defensas desarrolladas en la estructura histérica es anular, negar o desarticular la verdadera emocionalidad interior.

  Bibliografía
Cagigas, A. (2002). Guía de viaje por una historia de la psicología. Jaén: Ediciones del lunar.
Cagigas, A. (2003). La histeria de Charcot. Jaén: Ediciones del lunar.
Smith, B. W. & Zautra, A. J. (2002). The role of personality in exposure and reactivity to interpersonal stress in relation to arthritis diasease activity and negative afeect in women. Health Psychology, 21(1), 81-88
 
 

jueves, 11 de junio de 2015

Presentación de la Revista AETG. Carmen Gascón

   
    
      Al final, el terapeuta está solo. Más allá de los títulos y máster, más allá de la creencia de que uno se conoce, de que uno sabe sí ¿quién soy yo cuando trabajo?, ¿quién trabaja en mí cuando estoy en el despacho?
     En realidad poco sabemos de nosotros en esa soledad del encuentro con el otro; apenas hay nada escrito sobre cómo el ser de uno responde al ser del otro cuando este por un lado, pide ayuda, y por otro te machaca. ¿Qué sabemos, en realidad, de nosotros? En el encuentro, con cada persona es diferente, y lo difícil es saber asumir que el otro  necesita que le  acompañes un tramo del camino, y que sufre por ser como es; sufre y se pone en riesgo; en fin: el sufrimiento humano en sus caras más complejas.
     El paciente quiere curarse, pero va a tener que inventar las gratificaciones que reporta el síntoma. Podemos pensarlo, a bote pronto, como eso que se llama coloquialmente zona de confort. El síntoma o sufrimiento genera también una zona de familiar, de comodidad, y esto no va a ser fácil cederlo.
     Para continuar leyendo este artículo, pertenece a la publicación de este 2015 de la revista AETG, autora Carmen Gáscon (pág. 9-14)
     !Espero que os guste!
     Irene Poza

miércoles, 10 de junio de 2015

Los Guiones que Vivimos. C. Steiner

Los tres enemigos del amor
     Las tres fuerzas más destructivas en las relaciones amorosas entre los hombres y las mujeres son: el seximo, el juego de salvación y los juegos de poder.

     El sexismo, el mito relativo a la disparidad entre hombres y mujeres se justifica por la diferencia por ejemplo de los genitales, la fuerza bruta. Los guiones que se desprenden de estos roles impiden que los hombres y mujeres alcancen su plena potencialidad, intimidad y capacidad de colaborar entre si.

     En el juego de salvación descubrimos que algo irresistible nos conduce a asumir una posición de superioridad o de inferioridad. Si en cualquier situación una persona hace algo que no quiere hacer respecto a otra, constituye una salvación. Otra forma de actuar de Salvadores es cuando, en una actividad conjunta, una persona pone más esfuerzo que otra.

     El poder tiene la capacidad de obligar a las personas a hacer cosas y está distribuido de forma desigual, de modo que unas tienen más y otras menos. La persona que se pone a jugar, esta convencida de que no puede conseguirlo pidiėndolo (pág. 288)

jueves, 4 de junio de 2015

La Brújula Interior. Alex Rovira

 
 
     La medida del éxito, es el éxito a tu medida
 
    "No trates de hacerlo...!hazlo!. De lo contrario, ni siquiera vale la pena que lo intentes".
          Maestro Joda a Luke Skywalker en El imperio contrataca, de George Lucas.
 
     Escribe Elisabeht Kübler-Ross en su libro La Rueda de la Vida: "Es muy importante que hagáis lo que de verdad os importe. Sólo así podréis bendecir la vida cuando la muerte esté cerca. Probablemente, esta es la mejor definición de éxito que se ha hecho nunca.

miércoles, 3 de junio de 2015

La depresión y el cuerpo. Lowen

     Cada uno de los pacientes deprimidos se habian comprometido con un futuro irreal (pág. 23).

     Hoy día hay tanta gente que persigue metas irreales, sin relación directa con sus necesidades básicas como seres humanos, que la depresión es casi normal. Todo el mundo necesita amar y necesita sentir que su amor es aceptado y en cierta medida correspondido. El amor y la estima nos relaciona con el mundo y nos da la sensación de pertenecer a la vida. Ser amados es importante en la medida en que facilita la expresión activa de nuestro propio amor. La gente no se deprime cuando ama. A través del amor uno se expresa y afirma su ser y su identidad (pàg. 24).

     Otra necesidad básica para todos los individuos es la libertad. Sin ella es imposible la autoexpresión. Uno desea ser libre en todas las situaciones de la vida, en casa, en la escuela, como empleado y en las relaciones sociales. No es libertad absoluta lo que se busca,  sino libertad para expresarse uno mismo, para tener voz en la regulación de los propios asuntos (pág. 25). 

     Hay, sin embargo, prisiones interiores, además de las exteriores. Estas barreras interiores a la autoexpresión son a menudo más poderosas que las leyes o las restricciones forzosas. La persona deprimida está presa por las barreras inconscientes de "se deberia" y "no se deberia". 

martes, 2 de junio de 2015

Publicación Revista AETG 2015

 



 
Una inquietud mía, difícil de trasladar
                                                                                                                                                
 
¿Qué es lo difícil? preguntó la aprendiza a la Gran Sabia.
Lo difícil es verse, reconocerse y amarse, respondió ella.
La aprendiza, contrariada, dijo, eso ya lo hago, y no me cuesta.
Naciste y dejaste de ser tú, has sido lo que otros necesitaban y querían.
Tu trabajo, difícil sin duda, es devolverte la vida.
 
Lea Escarri
 
Me propongo compartir algunas reflexiones sobre las dificultades que se han detectado para la integración del paradigma de la Gestalt y las propuestas gestálticas en el ámbito académico. Así mismo, se expone la importante diferencia que supone el sentirnos cuestionados ante lo académico, lo que nos podría llevar a iniciar un ataque como medio para defendernos, o por el contrario, transmitir y buscar el modo de compartir con nuestros colegas no gestálticos en qué consiste la propuesta teórico-práctica de la Gestalt. Es necesario recordar que los mismos miedos e inseguridades que sufrimos nosotros pueden invadirles a ellos, con independencia de su orientación teórica.
Durante el desarrollo de mi formación universitaria, tuve la oportunidad de simultanearla con mi acercamiento y formación en terapia gestáltica. Fue una situación en ocasiones desconcertante, porque desde el medio académico el tratamiento de la escuela gestáltica es muy superficial. Sin embargo, para mí, al mismo tiempo fue claramente inspirador y el motor para decidir desde qué orientación desarrollaría posteriormente el ejercicio de la práctica clínica.
En relación con lo anterior, la supuesta idea de que el saber y el conocimiento gestálticos no tienen lugar en el ámbito académico, para mí no ha sido una realidad constatable. Aproveché cada uno de los trabajos que me requerían en las asignaturas que cursaba para darle un enfoque donde la Gestalt estuviera presente, descubriendo con gran satisfacción lo interesante que resultaba para compañeros y profesores.
En la asignatura Practicum, nuestro primer contacto serio con la práctica clínica, mi proyecto recogió exhaustivamente mi paso por una escuela de formación en Gestalt, y no tuve ningún problema en su desarrollo y exposición en el ámbito académico. Sin embargo, sí detecté los primeros escollos desde la aproximación gestáltica, como la ausencia de un marco bibliográfico que se ajustase a las normas que la Asociación de Psicólogos Americanos (APA) propone y en el que poder apoyar el trabajo experiencial. Esto fue el inicio para detectar que en el ámbito de la psicología ya existen publicaciones que me permitían argumentar y sustentar mi trabajo, pero que requería y me exigía un acercamiento a una nueva terminología, o prácticamente, digamos, una traducción terminológica, para que los conceptos pudieran resultar cercanos y familiares para el entorno en el que iba a defender mi propuesta de trabajo. En la actualidad, en mi escuela Instituto de Psicoterapia Reencuentro, en Jaén de formación en Gestalt, cada curso académico ofrecemos dos plazas para el alumnado de la asignatura Prácticum, que una vez realizada la exposición del trabajo en nuestra escuela, me transmiten la experiencia del momento de la defensa en la universidad como algo positivo, y que había captado la atención del docente evaluador a pesar de salirse de los temas habituales, o tal vez precisamente por eso.
Siguiendo mi trayectoria formativa, y tras finalizar la licenciatura en psicología, cursé un máster, “Mujeres y Salud” en la Universidad Complutense, donde mi propuesta de proyecto final del mismo fue una exposición de los principios y las técnicas gestálticas del formato que la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG) especifica como contenidos y criterios para obtener el aval del programa de formación en dicha terapia. El miedo propio del momento de la defensa del trabajo, fantaseando con que los miembros del tribunal me harían preguntas que no sería capaz de responder o argumentar, pasó rápidamente a ser sustituido por la sorpresa de que los componentes del mismo me hicieron algunas devoluciones, como “no te podemos preguntar, porque no entendemos de esta materia, y después de escucharte es la primera vez que nos hacemos una idea de qué puede ir esto”. Incluso el docente que impartía la asignatura de estadística me pidió que le recomendase una escuela en Madrid, ya que mi exposición había despertado un gran interés en él. También destaco como significativo que, de mi trabajo fin de máster, una parte que causó y suscitó gran interés fue el trabajo con los sueños, por resultarles alejado de la idea preconcebida que ellos tenían sobre este tema.
En este momento me encuentro en vías de realizar el doctorado y, como mi objetivo es seguir trabajando desde la orientación gestáltica, la elaboración del proyecto de tesis ya me está exigiendo y obligando a buscar un tipo de coherencia distinto: por ejemplo, me está requiriendo ordenar mis conocimientos, plantearme múltiples interrogantes sobre cómo exponer y transmitir las ideas a los psicólogos de otras orientaciones. En este sentido, considero que tratar de comunicarnos con el denominado marco científico nos exige un cambio importante, y al mismo tiempo claramente necesario, en relación con nuestros trabajos escritos. Los conceptos gestálticos no deben resentirse por esto, pero es importante que, si queremos difundir y aproximar las ideas gestálticas al ámbito universitario, tengamos en cuenta que hay una normativa interdisciplinar en lo que respecta a la investigación, publicaciones, y consiguientes  directrices para la bibliografía, etc. Las propuestas de la APA van más allá de ser una exigencia de formato. Es más bien un código de precisiones técnicas que permite y facilita la comunicación entre los profesionales de la psicología, con independencia de su orientación, al unificar la consulta por profesionales o la divulgación escrita. Al mismo tiempo, nos ofrece el medio adecuado para proporcionar rigor académico a nuestro trabajo, evitando de este modo la idea de que “todo vale”, que está tan alejada de la propuesta de la Gestalt como la luna del sol.
En los últimos años, al menos en las sociedades occidentales, se han producido importantes avances respecto a la apertura y a la necesidad de perspectivas más humanistas y, concretamente en el ámbito de la psicoterapia clínica, han surgido un sin fin de orientaciones junto con las técnicas asociadas a éstas. Muchas de ellas están realmente  presentes en el trabajo y en el proceso personal que se realiza durante la Formación en Terapia Gestalt. Tal vez con otras formulaciones, lo que el trabajo con mecanismos denominamos introyectos subyacen en lo que se corresponde estereotipos y roles de género;  la proyección se corresponde con las atribuciones causales; la confluencia con aspectos sobre la dependencia, y en la retroflexión estados de depresión, trastornos de alimentación, conflictos internos, etc. Habitualmente me interrogo sobre cómo pudiera ser recogida esa correspondencia terminológica, para que ser compartida en el ámbito común de la psicoterapia.
Por ejemplo, tratando de hacerme entender en la universidad acerca de lo que se produce en el trabajo con los sueños, me preocupo por  trasladar que lo que se produce en una intervención de este tipo es lo que en ese mundo llaman “restructuración cognitiva”, solo que la diferencia es que está no es dada por el terapeuta, sino guiada por él, siendo la persona la que hace el trabajo. Y aprovecho, ya que hablo en este párrafo sobre los sueños, para resaltar la peculiaridad en su forma de trabajar esta técnica, a diferencia de otros gestaltistas, de Pedro de Casso, trabajando simultáneamente varios sueños de la persona,  consecuente con la idea de que detrás de ellos aparece el modo de funcionar de la persona y su aprendizaje,  por tanto trabajar a la vez varios sueños es semejante a complementar para ilustrar. Otro aspecto consiste en  llevar los sueños a sus últimas causas, es decir a conectar con la experiencia anterior e infantil del sujeto, innovación de este autor, a través de la pregunta: ¿y dónde aprendió esto que le pasa en el sueño?” El mismo Perls  no se aplica lo que él mismo propone en su primer libro, lo de seguir el hilo que conduce desde el síntoma a la gestalt escondida.
 
Esta experiencia me conecta a la que he tenido en otras ocasiones, que me han hecho dichosa de haberlas vivido, pero que no queda más registro que las transcripciones que tenemos en las escuelas. Lo puedo compartir porque he tenido la experiencia como alumna, posteriormente acompañando a Pedro y siempre me quedo con la siguiente cuestión: “Bien, tengo la fortuna de asistir a este taller y darme cuenta de cuestiones, pero necesitaría seguir leyendo sobre esto,…y este trabajo indudablemente quedara para siempre con la persona, pero como profesional, ¿cómo puedo ampliar mi conocimiento sobre este trabajo?, no queda más que en las transcripciones que tenemos las escuelas, ¡menudo material!, pero material que no sale de este ámbito de divulgación y que me hace pensar en lo deseable que seria que quienes proponen esas experiencias, que se tomaran el trabajo de darles cauce de divulgación a nuestro mundo terapéutico, que siento que no está suficientemente introducido en el medio académico.
 
Otro de los aspectos que queda sin ser divulgado en el medio académico es la diferencia existente entre el enfoque de la terapia cognitivista y el de la psicología humanista, concretamente la Gestalt. Las psicoterapias cognitivistas enfatizan la vida y la conducta presente, sin interesarse del pasado del individuo. Las acciones significan más que la expresión verbal y no verbal, y dejan fuera esta información por principio, centrándose en resolver los síntomas. Las psicoterapias humanísticas, entre las que se encuadra la Gestalt,  ponen la mirada en las ideas distorsionadas del individuo y su pasado, los cambios que se facilitan con la acción terapéutica desde la Gestalt, provienen de su proceso vivencial, a través de poner la conciencia en el presente, pero en realidad, es esa vivencia la que lleva a deshacer escollos mentales y emocionales que provienen del pasado, singularmente de la infancia de la persona.
 
En el enfoque cognitivo-conductista, que es la corriente que en este momento impera en las universidades, el objetivo apunta, como es sabido a la desaparición del síntoma que presenta la persona, que viene a consultar por eso y que no pide por lo general nada más. Las técnicas precisas, llamadas descondicionamiento y desensibilización, permiten con frecuencia esa desaparición de manera rápida. Por lo que he observado en mi práctica clínica, ya que es habitual que lleguen pacientes que previamente han recibido terapia cognitiva, los síntomas desaparecen, pero queda falto de un proceso en el que la persona pueda elaborar y comprender qué le estaba sucediendo, qué información le traía ese malestar y cómo se ha configurado su carácter,  qué mecanismo de defensa ha desarrollado por su historia de vida.  A falta de esta comprensión, reaparecen los síntomas, que es lo que descubrí como alumna y lo que sigo aprendiendo de mis tan apreciados profesores ahora como supervisores de mi práctica. Efectivamente, en este proceso desde las técnicas cognitivas, por supuesto los síntomas pueden desaparecer, pero es una desaparición que sucede en frecuentes ocasiones a corto plazo, y que en el transcurso de la vida de la persona los síntomas vuelvan a visitarle para recordarle aquello que quedo sin solucionar.
 
En Gestalt, el síntoma es considerado como un llamado específico de la persona: es el lenguaje que ha “escogido”, si bien de forma inconscientemente. Lo escuchamos como una llamada de atención surgida específicamente de la propia persona. Lo ayudamos para que adquiera su máxima expresión, intensificándolo para “oírlo” mejor. El síntoma, físico o no, será con frecuencia “la puerta de entrada” que permite un contacto más profundo con el paciente. La Gestalt, en su actitud básica, se diferencia del conductismo constituyendo una vía original, que consiste en comprender y aprender, pero sobre todo vivenciar, con el fin de ampliar al máximo nuestro campo de experiencias y nuestra libertad de elección.  
 
 
Otro posible punto de encuentro en la Gestalt y el mundo académico son las crecientes publicaciones sobre neuropsicología, un mundo que  ayuda a comprender qué pasa biológicamente en la persona. La particular plasticidad cerebral da lugar a múltiples  uniones interneurales, que  continúan  estableciéndose durante toda la vida y, principalmente, se llevan a cabo durante las sesiones de psicoterapia Gestalt, que estimulan las relaciones entre diferentes capas y zonas del cerebro. He aquí la cara escondida de nuestro verdadero “inconsciente”,  implícitamente admitido y utilizado en Gestalt. Estaría almacenado más en la superficie, quizás por las interconexiones corticales del hemisferio derecho. El verdadero inconsciente profundo estaría en las capas subcorticales, que sirven de contenedor de una inmensidad de información almacenada precozmente desde el estado fetal, diseminada en el conjunto de la red neuronal y de sus nódulos nucleares en perpetuo reajuste. Constatada queda la disimetría de los hemisferios cerebrales.  Recordemos que el hemisferio izquierdo es sobre todo verbal, lógico, analítico y “científico”, mientras que el hemisferio derecho  es “mudo”, espacial, analógico, sintético y artístico. Hemos podido decir así que “el hombre piensa con el cerebro izquierdo y sueña con el derecho”. Agreguemos que el hemisferio izquierdo rige la orientación en el tiempo, la sucesión lineal unidireccional de los acontecimientos, su encadenamiento, favorece el compromiso. Mientras que el hemisferio derecho rige la orientación en el espacio y la dispersión multifactorial. Se observa que este hemisferio es muy solicitado en la Gestalt, mientras que el izquierdo lo es más en psicoterapias esencialmente verbales. Hay, a nivel cerebral, una unión estrecha entre la movilización corporal, la emoción y la producción de imágenes, y podemos considerar que el conjunto de psicoterapias con implicación corporal y emocional son “psicoterapias del cerebro derecho”. Y sobre eso, podría ser un campo en el que investigar sobre las diferencias cognitivas y gestaltistas a nivel psicobiológico.
 
Otro aspecto de actualidad en el campo de la investigación académica, y no tan alejado de los conceptos elementales del funcionamiento del cerebro, tienen que ver con lo que Perls empezó a denominar Ciclo Homeostático. En la actualidad se conoce como Ciclo Gestáltico. Perls, que era médico, se dio cuenta de la natural tendencia del organismo a recuperar su equilibrio cuando había sido alterado por una necesidad. Ante una necesidad, el organismo tiende a satisfacerla si nada se lo impide, y para ello posee una serie de mecanismos cuya puesta en marcha conducen a la satisfacción de la misma. Los distintos centros y vías del cerebro, encargado de llevar a cabo el normal desarrollo del ciclo y la correlación de los sistemas básicos del cerebro (activación e inhibición) y su alteración, son la base de los mecanismos de defensa que se describen desde la Gestalt. Pese a lo alejado del lenguaje entre psiconeurología y psicología Gestalt, no son más que distintas palabras para designar lo mismo. Los procesos psíquicos tienen su correlato o expresión corporal y los procesos corporales tienen su correlato psíquico, y ambos procesos se superponen (Egurzegui, 1998). Los últimos descubrimientos en neurociencia sobre las neuronas espejo dan explicación a la resonancia emocional o empatía, que es una actitud muy entrenada por el psicoterapeuta gestalt desde el desarrollo de la escucha, con el objetivo de conocer el reflejo que en él  tienen las emociones que el paciente trae a consulta. Esta actitud parece tener su correlato biológico en este mecanismo neurobiológico (Gascón, 2013).
 
Respecto a la entrada de la Gestalt en las universidades españolas, me consta la colaboración de diversas escuelas con universidades, tales como, en Madrid el Instituto de Psicoterapia, en Andalucía: Jera, Afra y Lamar.  Y en México, un programa de Doctorado con una relevancia sustancial en sicoterapia Gestalt en la Universidad de La Concordia en Aguas Calientes y en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
 
Como vemos, investigación, existe, aunque poca, en la que poder ir construyendo nuestra divulgación. Por ejemplo, se defendieron 55 tesis doctorales en el periodo de 1971 a 1981 (Castanedo, 2011). Estos trabajos podrían ser un apoyo considerable a la futura investigación en este enfoque, permitiendo centrar su dirección, intereses, etc. Y también podemos determinar, siguiendo con la interesante vida de Perls, que sus ideas, sus propuestas, etc., no llegaron como una influencia mística o divina. Surgieron y las logró plasmar gracias a los trabajos y conocimientos previos existentes. Esto, junto a su capacidad creativa,  dio lugar a su particular quehacer. Y, en la actualidad, esta falta de bases, de conocimientos teóricos previos, está siendo una de las dificultades que tenemos para desarrollar una práctica integrada en lo académico. Me surgen dudas sobre si, como gestálticos, nos ocupamos y preocupamos de tener a nuestra disposición un mínimo mapa teórico o unas bases sobre el uso adecuado de las técnicas gestálticas, que resulte comprensible a la mentalidad académica, de cómo estas técnicas pueden impactar en el paciente dependiendo de su caracterología, una guía que nos avise de cuáles son las vías y los caminos adecuados para llegar a nuestra finalidad primordial: ayudar a los pacientes a que sean dueños de sus vidas.
 
Para finalizar, y a modo de reflexión, me planteo y os propongo una serie de preguntas, quizá incómodas, quizá inabarcables, pero a las que espero poder aproximarme, de forma sistemática, como parte de mi trabajo de doctorado.
 
·         ¿La terapia gestáltica sería útil para tratar cualquier patología?
·         ¿Cómo ve la sociedad a la terapia gestáltica?
·         Si nos preguntaran en qué consiste la terapia gestáltica,  ¿qué explicación daríamos?
·         ¿Qué mejoras podríamos añadir a la formación gestáltica?
·         ¿Para ser terapeuta gestáltico son necesarias unas aptitudes o capacidades determinadas?
 
 
 
 
 
Castanedo, C.  y  Minguía, G. (2011). Diagnóstico, Intervención e  Investigación en Psicología Humanística. Madrid: Editorial CCS.
 
 
De Casso, P. (2003). Gestalt. Terapia de autenticidad. Madrid: Kairós.
 
 
Egurzegui, J.C., (1998). El ciclo de satisfacción de las necesidades y el cerebro. Tesina para la Asociación Española de Terapia Gestalt.
 
Gascón, C. (2013). Pastillas contra el dolor ajeno: reflexión inacabada. Revista Terapia Gestalt. 33, 104- 113.