Una
inquietud mía, difícil de trasladar
¿Qué
es lo difícil? preguntó la aprendiza a la Gran Sabia.
Lo
difícil es verse, reconocerse y amarse, respondió ella.
La
aprendiza, contrariada, dijo, eso ya lo hago, y no me cuesta.
Naciste
y dejaste de ser tú, has sido lo que otros necesitaban y querían.
Tu
trabajo, difícil sin duda, es devolverte la vida.
Lea
Escarri
Me
propongo compartir algunas reflexiones sobre las dificultades que se han
detectado para la integración del paradigma de la Gestalt
y las propuestas gestálticas en el ámbito académico. Así mismo, se expone la
importante diferencia que supone el sentirnos cuestionados ante lo académico, lo
que nos podría llevar a iniciar un ataque como medio para defendernos, o por el
contrario, transmitir y buscar el modo de compartir con nuestros colegas no
gestálticos en qué consiste la propuesta teórico-práctica de la Gestalt. Es
necesario recordar que los mismos miedos e inseguridades que sufrimos nosotros pueden
invadirles a ellos, con independencia de su orientación teórica.
Durante el desarrollo de mi formación
universitaria, tuve la oportunidad de simultanearla con mi acercamiento y
formación en terapia gestáltica. Fue una situación en ocasiones desconcertante,
porque desde el medio académico el tratamiento de la escuela gestáltica es muy
superficial. Sin embargo, para mí, al mismo tiempo fue claramente inspirador y
el motor para decidir desde qué orientación desarrollaría posteriormente el
ejercicio de la práctica clínica.
En relación con lo anterior, la supuesta idea
de que el saber y el conocimiento gestálticos no tienen lugar en el ámbito académico,
para mí no ha sido una realidad constatable. Aproveché cada uno de los trabajos
que me requerían en las asignaturas que cursaba para darle un enfoque donde la Gestalt
estuviera presente, descubriendo con gran satisfacción lo interesante que
resultaba para compañeros y profesores.
En la asignatura Practicum, nuestro primer
contacto serio con la práctica clínica, mi proyecto recogió exhaustivamente mi
paso por una escuela de formación en Gestalt, y no tuve ningún problema en su
desarrollo y exposición en el ámbito académico. Sin embargo, sí detecté los
primeros escollos desde la aproximación gestáltica, como la ausencia de un
marco bibliográfico que se ajustase a las normas que la Asociación de Psicólogos
Americanos (APA) propone y en el que poder apoyar el trabajo experiencial. Esto
fue el inicio para detectar que en el ámbito de la psicología ya existen publicaciones
que me permitían argumentar y sustentar mi trabajo, pero que requería y me
exigía un acercamiento a una nueva terminología, o prácticamente, digamos, una
traducción terminológica, para que los conceptos pudieran resultar cercanos y
familiares para el entorno en el que iba a defender mi propuesta de trabajo. En
la actualidad, en mi escuela Instituto de Psicoterapia Reencuentro, en Jaén de
formación en Gestalt, cada curso académico ofrecemos dos plazas para el
alumnado de la asignatura Prácticum, que una vez realizada la exposición del trabajo
en nuestra escuela, me transmiten la experiencia del momento de la defensa en
la universidad como algo positivo, y que había captado la atención del docente
evaluador a pesar de salirse de los temas habituales, o tal vez precisamente
por eso.
Siguiendo mi trayectoria formativa, y tras
finalizar la licenciatura en psicología, cursé un máster, “Mujeres y Salud” en
la Universidad Complutense, donde mi propuesta de proyecto final del mismo fue
una exposición de los principios y las técnicas gestálticas del formato que la Asociación
Española de Terapia Gestalt (AETG) especifica como contenidos y criterios para
obtener el aval del programa de formación en dicha terapia. El miedo propio del
momento de la defensa del trabajo, fantaseando con que los miembros del
tribunal me harían preguntas que no sería capaz de responder o argumentar, pasó
rápidamente a ser sustituido por la sorpresa de que los componentes del mismo
me hicieron algunas devoluciones, como “no te podemos preguntar, porque no
entendemos de esta materia, y después de escucharte es la primera vez que nos
hacemos una idea de qué puede ir esto”. Incluso el docente que impartía la
asignatura de estadística me pidió que le recomendase una escuela en Madrid, ya
que mi exposición había despertado un gran interés en él. También destaco como
significativo que, de mi trabajo fin de máster, una parte que causó y suscitó
gran interés fue el trabajo con los sueños, por resultarles alejado de la idea
preconcebida que ellos tenían sobre este tema.
En este momento me encuentro en vías de
realizar el doctorado y, como mi objetivo es seguir trabajando desde la
orientación gestáltica, la elaboración del proyecto de tesis ya me está
exigiendo y obligando a buscar un tipo de coherencia distinto: por ejemplo, me
está requiriendo ordenar mis conocimientos, plantearme múltiples interrogantes
sobre cómo exponer y transmitir las ideas a los psicólogos de otras
orientaciones. En este sentido, considero que tratar de comunicarnos con el
denominado marco científico nos exige un cambio importante, y al mismo tiempo
claramente necesario, en relación con nuestros trabajos escritos. Los conceptos
gestálticos no deben resentirse por esto, pero es importante que, si queremos
difundir y aproximar las ideas gestálticas al ámbito universitario, tengamos en
cuenta que hay una normativa interdisciplinar en lo que respecta a la investigación,
publicaciones, y consiguientes directrices
para la bibliografía, etc. Las propuestas de la APA van más allá de ser una
exigencia de formato. Es más bien un código de precisiones técnicas que permite
y facilita la comunicación entre los profesionales de la psicología, con
independencia de su orientación, al unificar la consulta por profesionales o la
divulgación escrita. Al mismo tiempo, nos ofrece el medio adecuado para proporcionar
rigor académico a nuestro trabajo, evitando de este modo la idea de que “todo
vale”, que está tan alejada de la propuesta de la Gestalt como la luna del sol.
En los últimos años, al menos en las sociedades
occidentales, se han producido importantes avances respecto a la apertura y a
la necesidad de perspectivas más humanistas y, concretamente en el ámbito de la
psicoterapia clínica, han surgido un sin fin de orientaciones junto con las técnicas
asociadas a éstas. Muchas de ellas están realmente presentes en el trabajo y en el proceso
personal que se realiza durante la Formación en Terapia Gestalt. Tal vez con
otras formulaciones, lo que el trabajo con mecanismos denominamos introyectos
subyacen en lo que se corresponde estereotipos
y roles de género; la proyección
se corresponde con las atribuciones
causales; la confluencia con aspectos sobre la dependencia, y en la retroflexión estados de depresión, trastornos de alimentación, conflictos
internos, etc. Habitualmente me interrogo sobre cómo pudiera ser recogida
esa correspondencia terminológica, para que ser compartida en el ámbito común de
la psicoterapia.
Por ejemplo, tratando de hacerme entender en la
universidad acerca de lo que se produce en el trabajo con los sueños, me
preocupo por trasladar que lo que se
produce en una intervención de este tipo es lo que en ese mundo llaman
“restructuración cognitiva”, solo que la diferencia es que está no es dada por
el terapeuta, sino guiada por él, siendo la persona la que hace el trabajo. Y
aprovecho, ya que hablo en este párrafo sobre los sueños, para resaltar la peculiaridad en su forma
de trabajar esta técnica, a diferencia de otros gestaltistas, de Pedro de
Casso, trabajando simultáneamente varios sueños de la persona, consecuente con la idea de que detrás de ellos
aparece el modo de funcionar de la persona y su aprendizaje, por tanto trabajar a la vez varios sueños es
semejante a complementar para ilustrar. Otro aspecto consiste en llevar los sueños a sus últimas causas, es
decir a conectar con la experiencia anterior e infantil del sujeto, innovación
de este autor, a través de la pregunta: ¿y
dónde aprendió esto que le pasa en el sueño?” El mismo Perls no se aplica lo que él mismo propone en su
primer libro, lo de seguir el hilo que conduce desde el síntoma a la gestalt
escondida.
Esta
experiencia me conecta a la que he tenido en otras ocasiones, que me han hecho
dichosa de haberlas vivido, pero que no queda más registro que las transcripciones
que tenemos en las escuelas. Lo puedo compartir porque he tenido la experiencia
como alumna, posteriormente acompañando a Pedro y siempre me quedo con la
siguiente cuestión: “Bien, tengo la fortuna de asistir a este taller y darme
cuenta de cuestiones, pero necesitaría seguir leyendo sobre esto,…y este
trabajo indudablemente quedara para siempre con la persona, pero como
profesional, ¿cómo puedo ampliar mi conocimiento sobre este trabajo?, no queda
más que en las transcripciones que tenemos las escuelas, ¡menudo material!, pero
material que no sale de este ámbito de divulgación y que me hace pensar en lo
deseable que seria que quienes proponen esas experiencias, que se tomaran el
trabajo de darles cauce de divulgación a nuestro mundo terapéutico, que siento
que no está suficientemente introducido en el medio académico.
Otro de
los aspectos que queda sin ser divulgado en el medio académico es la diferencia
existente entre el enfoque de la terapia cognitivista y el de la psicología
humanista, concretamente la Gestalt. Las psicoterapias cognitivistas enfatizan
la vida y la conducta presente, sin interesarse del pasado del individuo. Las
acciones significan más que la expresión verbal y no verbal, y dejan fuera esta
información por principio, centrándose en resolver los síntomas. Las
psicoterapias humanísticas, entre las que se encuadra la Gestalt, ponen la mirada en las ideas distorsionadas
del individuo y su pasado, los cambios que se facilitan con la acción
terapéutica desde la Gestalt, provienen de su proceso vivencial, a través de
poner la conciencia en el presente, pero en realidad, es esa vivencia la que
lleva a deshacer escollos mentales y emocionales que provienen del pasado,
singularmente de la infancia de la persona.
En
el
enfoque cognitivo-conductista, que es
la corriente que en este momento impera en las universidades, el objetivo apunta,
como es sabido a la desaparición del síntoma que presenta la persona, que viene
a consultar por eso y que no pide por lo general nada más. Las técnicas
precisas, llamadas descondicionamiento y desensibilización, permiten con
frecuencia esa desaparición de manera rápida. Por lo que he observado en mi
práctica clínica, ya que es habitual que lleguen pacientes que previamente han
recibido terapia cognitiva, los síntomas desaparecen, pero queda falto de un
proceso en el que la persona pueda elaborar y comprender qué le estaba
sucediendo, qué información le traía ese malestar y cómo se ha configurado su
carácter, qué mecanismo de defensa ha
desarrollado por su historia de vida. A
falta de esta comprensión, reaparecen los síntomas, que es lo que descubrí como
alumna y lo que sigo aprendiendo de mis tan apreciados profesores ahora como
supervisores de mi práctica. Efectivamente, en este proceso desde las técnicas
cognitivas, por supuesto los síntomas pueden desaparecer, pero es una
desaparición que sucede en frecuentes ocasiones a corto plazo, y que en el
transcurso de la vida de la persona los síntomas vuelvan a visitarle para
recordarle aquello que quedo sin solucionar.
En Gestalt,
el síntoma es considerado como un llamado específico de la persona: es el lenguaje
que ha “escogido”, si bien de forma inconscientemente. Lo escuchamos como una
llamada de atención surgida específicamente de la propia persona. Lo ayudamos
para que adquiera su máxima expresión, intensificándolo para “oírlo” mejor. El
síntoma, físico o no, será con frecuencia “la puerta de entrada” que permite un
contacto más profundo con el paciente. La Gestalt, en su actitud básica, se
diferencia del conductismo constituyendo una vía original, que consiste en comprender
y aprender, pero sobre todo vivenciar, con el fin de ampliar al máximo nuestro
campo de experiencias y nuestra libertad de elección.
Otro
posible punto de encuentro en la Gestalt y el mundo académico son las
crecientes publicaciones sobre neuropsicología, un mundo que ayuda a comprender qué pasa biológicamente en
la persona. La particular plasticidad cerebral da lugar a múltiples uniones interneurales, que continúan estableciéndose durante toda la vida y,
principalmente, se llevan a cabo durante las sesiones de psicoterapia Gestalt,
que estimulan las relaciones entre diferentes capas y zonas del cerebro. He
aquí la cara escondida de nuestro verdadero “inconsciente”, implícitamente admitido y utilizado en
Gestalt. Estaría almacenado más en la superficie, quizás por las
interconexiones corticales del hemisferio derecho. El verdadero inconsciente
profundo estaría en las capas subcorticales, que sirven de contenedor de una
inmensidad de información almacenada precozmente desde el estado fetal,
diseminada en el conjunto de la red neuronal y de sus nódulos nucleares en
perpetuo reajuste. Constatada queda la disimetría de los hemisferios cerebrales. Recordemos que el hemisferio izquierdo es
sobre todo verbal, lógico, analítico y “científico”, mientras que el hemisferio
derecho es “mudo”, espacial, analógico,
sintético y artístico. Hemos podido decir así que “el hombre piensa con el
cerebro izquierdo y sueña con el derecho”. Agreguemos que el hemisferio
izquierdo rige la orientación en el tiempo, la sucesión lineal unidireccional
de los acontecimientos, su encadenamiento, favorece el compromiso. Mientras que
el hemisferio derecho rige la orientación
en el espacio y la dispersión multifactorial. Se observa que este hemisferio es muy solicitado en la
Gestalt, mientras que el izquierdo lo es más en psicoterapias esencialmente
verbales. Hay, a nivel cerebral, una unión estrecha entre la movilización
corporal, la emoción y la producción de imágenes, y podemos considerar que el conjunto de psicoterapias con implicación
corporal y emocional son “psicoterapias del cerebro derecho”. Y sobre eso,
podría ser un campo en el que investigar sobre las diferencias cognitivas y
gestaltistas a nivel psicobiológico.
Otro
aspecto de actualidad en el campo de la investigación académica, y no tan
alejado de los conceptos elementales del funcionamiento del cerebro, tienen que
ver con lo que Perls empezó a denominar Ciclo Homeostático. En la actualidad se
conoce como Ciclo Gestáltico. Perls, que era médico, se dio cuenta de la
natural tendencia del organismo a recuperar su equilibrio cuando había sido
alterado por una necesidad. Ante una necesidad, el organismo tiende a
satisfacerla si nada se lo impide, y para ello posee una serie de mecanismos
cuya puesta en marcha conducen a la satisfacción de la misma. Los distintos
centros y vías del cerebro, encargado de llevar a cabo el normal desarrollo del
ciclo y la correlación de los sistemas básicos del cerebro (activación e
inhibición) y su alteración, son la base de los mecanismos de defensa que se describen desde la Gestalt. Pese a lo
alejado del lenguaje entre psiconeurología y psicología Gestalt, no son más que
distintas palabras para designar lo mismo. Los procesos psíquicos tienen su
correlato o expresión corporal y los procesos corporales tienen su correlato
psíquico, y ambos procesos se superponen (Egurzegui, 1998). Los últimos
descubrimientos en neurociencia sobre las neuronas espejo dan explicación a la resonancia emocional o empatía, que es
una actitud muy entrenada por el psicoterapeuta gestalt desde el desarrollo de
la escucha, con el objetivo de conocer el reflejo que en él tienen las emociones que el paciente trae a
consulta. Esta actitud parece tener su correlato biológico en este mecanismo
neurobiológico (Gascón, 2013).
Respecto
a la entrada de la Gestalt en las universidades
españolas, me consta la colaboración de diversas escuelas con
universidades, tales como, en Madrid el Instituto de Psicoterapia, en
Andalucía: Jera, Afra y Lamar. Y en
México, un programa de Doctorado con una relevancia sustancial en sicoterapia
Gestalt en la Universidad de La Concordia en Aguas Calientes y en la
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Como
vemos, investigación, existe, aunque poca, en la que poder ir construyendo
nuestra divulgación. Por ejemplo, se defendieron 55 tesis doctorales en el
periodo de 1971 a 1981 (Castanedo, 2011). Estos trabajos podrían ser un apoyo
considerable a la futura investigación en este enfoque, permitiendo centrar su
dirección, intereses, etc. Y también podemos determinar, siguiendo con la
interesante vida de Perls, que sus ideas, sus propuestas, etc., no llegaron
como una influencia mística o divina. Surgieron y las logró plasmar gracias a
los trabajos y conocimientos previos existentes. Esto, junto a su capacidad
creativa, dio lugar a su particular
quehacer. Y, en la actualidad, esta falta de bases, de conocimientos teóricos
previos, está siendo una de las dificultades que tenemos para desarrollar una
práctica integrada en lo académico. Me surgen dudas sobre si, como gestálticos,
nos ocupamos y preocupamos de tener a nuestra disposición un mínimo mapa
teórico o unas bases sobre el uso adecuado de las técnicas gestálticas, que
resulte comprensible a la mentalidad académica, de cómo estas técnicas pueden
impactar en el paciente dependiendo de su caracterología, una guía que nos
avise de cuáles son las vías y los caminos adecuados para llegar a nuestra
finalidad primordial: ayudar a los pacientes a que sean dueños de sus vidas.
Para
finalizar, y a modo de reflexión, me planteo y os propongo una serie de preguntas,
quizá incómodas, quizá inabarcables, pero a las que espero poder aproximarme,
de forma sistemática, como parte de mi trabajo de doctorado.
·
¿La terapia
gestáltica sería útil para tratar cualquier patología?
·
¿Cómo ve
la sociedad a la terapia gestáltica?
·
Si nos
preguntaran en qué consiste la terapia gestáltica, ¿qué explicación daríamos?
·
¿Qué
mejoras podríamos añadir a la formación gestáltica?
·
¿Para
ser terapeuta gestáltico son necesarias unas aptitudes o capacidades determinadas?
Castanedo, C. y
Minguía, G. (2011). Diagnóstico,
Intervención e Investigación en
Psicología Humanística. Madrid: Editorial CCS.
De Casso, P. (2003).
Gestalt. Terapia de autenticidad.
Madrid: Kairós.
Egurzegui,
J.C., (1998). El ciclo de satisfacción de
las necesidades y el cerebro. Tesina para la Asociación Española de Terapia
Gestalt.
Gascón, C. (2013). Pastillas
contra el dolor ajeno: reflexión inacabada. Revista
Terapia Gestalt. 33, 104- 113.