Reencuentro

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martes, 2 de junio de 2015

Publicación Revista AETG 2015

 



 
Una inquietud mía, difícil de trasladar
                                                                                                                                                
 
¿Qué es lo difícil? preguntó la aprendiza a la Gran Sabia.
Lo difícil es verse, reconocerse y amarse, respondió ella.
La aprendiza, contrariada, dijo, eso ya lo hago, y no me cuesta.
Naciste y dejaste de ser tú, has sido lo que otros necesitaban y querían.
Tu trabajo, difícil sin duda, es devolverte la vida.
 
Lea Escarri
 
Me propongo compartir algunas reflexiones sobre las dificultades que se han detectado para la integración del paradigma de la Gestalt y las propuestas gestálticas en el ámbito académico. Así mismo, se expone la importante diferencia que supone el sentirnos cuestionados ante lo académico, lo que nos podría llevar a iniciar un ataque como medio para defendernos, o por el contrario, transmitir y buscar el modo de compartir con nuestros colegas no gestálticos en qué consiste la propuesta teórico-práctica de la Gestalt. Es necesario recordar que los mismos miedos e inseguridades que sufrimos nosotros pueden invadirles a ellos, con independencia de su orientación teórica.
Durante el desarrollo de mi formación universitaria, tuve la oportunidad de simultanearla con mi acercamiento y formación en terapia gestáltica. Fue una situación en ocasiones desconcertante, porque desde el medio académico el tratamiento de la escuela gestáltica es muy superficial. Sin embargo, para mí, al mismo tiempo fue claramente inspirador y el motor para decidir desde qué orientación desarrollaría posteriormente el ejercicio de la práctica clínica.
En relación con lo anterior, la supuesta idea de que el saber y el conocimiento gestálticos no tienen lugar en el ámbito académico, para mí no ha sido una realidad constatable. Aproveché cada uno de los trabajos que me requerían en las asignaturas que cursaba para darle un enfoque donde la Gestalt estuviera presente, descubriendo con gran satisfacción lo interesante que resultaba para compañeros y profesores.
En la asignatura Practicum, nuestro primer contacto serio con la práctica clínica, mi proyecto recogió exhaustivamente mi paso por una escuela de formación en Gestalt, y no tuve ningún problema en su desarrollo y exposición en el ámbito académico. Sin embargo, sí detecté los primeros escollos desde la aproximación gestáltica, como la ausencia de un marco bibliográfico que se ajustase a las normas que la Asociación de Psicólogos Americanos (APA) propone y en el que poder apoyar el trabajo experiencial. Esto fue el inicio para detectar que en el ámbito de la psicología ya existen publicaciones que me permitían argumentar y sustentar mi trabajo, pero que requería y me exigía un acercamiento a una nueva terminología, o prácticamente, digamos, una traducción terminológica, para que los conceptos pudieran resultar cercanos y familiares para el entorno en el que iba a defender mi propuesta de trabajo. En la actualidad, en mi escuela Instituto de Psicoterapia Reencuentro, en Jaén de formación en Gestalt, cada curso académico ofrecemos dos plazas para el alumnado de la asignatura Prácticum, que una vez realizada la exposición del trabajo en nuestra escuela, me transmiten la experiencia del momento de la defensa en la universidad como algo positivo, y que había captado la atención del docente evaluador a pesar de salirse de los temas habituales, o tal vez precisamente por eso.
Siguiendo mi trayectoria formativa, y tras finalizar la licenciatura en psicología, cursé un máster, “Mujeres y Salud” en la Universidad Complutense, donde mi propuesta de proyecto final del mismo fue una exposición de los principios y las técnicas gestálticas del formato que la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG) especifica como contenidos y criterios para obtener el aval del programa de formación en dicha terapia. El miedo propio del momento de la defensa del trabajo, fantaseando con que los miembros del tribunal me harían preguntas que no sería capaz de responder o argumentar, pasó rápidamente a ser sustituido por la sorpresa de que los componentes del mismo me hicieron algunas devoluciones, como “no te podemos preguntar, porque no entendemos de esta materia, y después de escucharte es la primera vez que nos hacemos una idea de qué puede ir esto”. Incluso el docente que impartía la asignatura de estadística me pidió que le recomendase una escuela en Madrid, ya que mi exposición había despertado un gran interés en él. También destaco como significativo que, de mi trabajo fin de máster, una parte que causó y suscitó gran interés fue el trabajo con los sueños, por resultarles alejado de la idea preconcebida que ellos tenían sobre este tema.
En este momento me encuentro en vías de realizar el doctorado y, como mi objetivo es seguir trabajando desde la orientación gestáltica, la elaboración del proyecto de tesis ya me está exigiendo y obligando a buscar un tipo de coherencia distinto: por ejemplo, me está requiriendo ordenar mis conocimientos, plantearme múltiples interrogantes sobre cómo exponer y transmitir las ideas a los psicólogos de otras orientaciones. En este sentido, considero que tratar de comunicarnos con el denominado marco científico nos exige un cambio importante, y al mismo tiempo claramente necesario, en relación con nuestros trabajos escritos. Los conceptos gestálticos no deben resentirse por esto, pero es importante que, si queremos difundir y aproximar las ideas gestálticas al ámbito universitario, tengamos en cuenta que hay una normativa interdisciplinar en lo que respecta a la investigación, publicaciones, y consiguientes  directrices para la bibliografía, etc. Las propuestas de la APA van más allá de ser una exigencia de formato. Es más bien un código de precisiones técnicas que permite y facilita la comunicación entre los profesionales de la psicología, con independencia de su orientación, al unificar la consulta por profesionales o la divulgación escrita. Al mismo tiempo, nos ofrece el medio adecuado para proporcionar rigor académico a nuestro trabajo, evitando de este modo la idea de que “todo vale”, que está tan alejada de la propuesta de la Gestalt como la luna del sol.
En los últimos años, al menos en las sociedades occidentales, se han producido importantes avances respecto a la apertura y a la necesidad de perspectivas más humanistas y, concretamente en el ámbito de la psicoterapia clínica, han surgido un sin fin de orientaciones junto con las técnicas asociadas a éstas. Muchas de ellas están realmente  presentes en el trabajo y en el proceso personal que se realiza durante la Formación en Terapia Gestalt. Tal vez con otras formulaciones, lo que el trabajo con mecanismos denominamos introyectos subyacen en lo que se corresponde estereotipos y roles de género;  la proyección se corresponde con las atribuciones causales; la confluencia con aspectos sobre la dependencia, y en la retroflexión estados de depresión, trastornos de alimentación, conflictos internos, etc. Habitualmente me interrogo sobre cómo pudiera ser recogida esa correspondencia terminológica, para que ser compartida en el ámbito común de la psicoterapia.
Por ejemplo, tratando de hacerme entender en la universidad acerca de lo que se produce en el trabajo con los sueños, me preocupo por  trasladar que lo que se produce en una intervención de este tipo es lo que en ese mundo llaman “restructuración cognitiva”, solo que la diferencia es que está no es dada por el terapeuta, sino guiada por él, siendo la persona la que hace el trabajo. Y aprovecho, ya que hablo en este párrafo sobre los sueños, para resaltar la peculiaridad en su forma de trabajar esta técnica, a diferencia de otros gestaltistas, de Pedro de Casso, trabajando simultáneamente varios sueños de la persona,  consecuente con la idea de que detrás de ellos aparece el modo de funcionar de la persona y su aprendizaje,  por tanto trabajar a la vez varios sueños es semejante a complementar para ilustrar. Otro aspecto consiste en  llevar los sueños a sus últimas causas, es decir a conectar con la experiencia anterior e infantil del sujeto, innovación de este autor, a través de la pregunta: ¿y dónde aprendió esto que le pasa en el sueño?” El mismo Perls  no se aplica lo que él mismo propone en su primer libro, lo de seguir el hilo que conduce desde el síntoma a la gestalt escondida.
 
Esta experiencia me conecta a la que he tenido en otras ocasiones, que me han hecho dichosa de haberlas vivido, pero que no queda más registro que las transcripciones que tenemos en las escuelas. Lo puedo compartir porque he tenido la experiencia como alumna, posteriormente acompañando a Pedro y siempre me quedo con la siguiente cuestión: “Bien, tengo la fortuna de asistir a este taller y darme cuenta de cuestiones, pero necesitaría seguir leyendo sobre esto,…y este trabajo indudablemente quedara para siempre con la persona, pero como profesional, ¿cómo puedo ampliar mi conocimiento sobre este trabajo?, no queda más que en las transcripciones que tenemos las escuelas, ¡menudo material!, pero material que no sale de este ámbito de divulgación y que me hace pensar en lo deseable que seria que quienes proponen esas experiencias, que se tomaran el trabajo de darles cauce de divulgación a nuestro mundo terapéutico, que siento que no está suficientemente introducido en el medio académico.
 
Otro de los aspectos que queda sin ser divulgado en el medio académico es la diferencia existente entre el enfoque de la terapia cognitivista y el de la psicología humanista, concretamente la Gestalt. Las psicoterapias cognitivistas enfatizan la vida y la conducta presente, sin interesarse del pasado del individuo. Las acciones significan más que la expresión verbal y no verbal, y dejan fuera esta información por principio, centrándose en resolver los síntomas. Las psicoterapias humanísticas, entre las que se encuadra la Gestalt,  ponen la mirada en las ideas distorsionadas del individuo y su pasado, los cambios que se facilitan con la acción terapéutica desde la Gestalt, provienen de su proceso vivencial, a través de poner la conciencia en el presente, pero en realidad, es esa vivencia la que lleva a deshacer escollos mentales y emocionales que provienen del pasado, singularmente de la infancia de la persona.
 
En el enfoque cognitivo-conductista, que es la corriente que en este momento impera en las universidades, el objetivo apunta, como es sabido a la desaparición del síntoma que presenta la persona, que viene a consultar por eso y que no pide por lo general nada más. Las técnicas precisas, llamadas descondicionamiento y desensibilización, permiten con frecuencia esa desaparición de manera rápida. Por lo que he observado en mi práctica clínica, ya que es habitual que lleguen pacientes que previamente han recibido terapia cognitiva, los síntomas desaparecen, pero queda falto de un proceso en el que la persona pueda elaborar y comprender qué le estaba sucediendo, qué información le traía ese malestar y cómo se ha configurado su carácter,  qué mecanismo de defensa ha desarrollado por su historia de vida.  A falta de esta comprensión, reaparecen los síntomas, que es lo que descubrí como alumna y lo que sigo aprendiendo de mis tan apreciados profesores ahora como supervisores de mi práctica. Efectivamente, en este proceso desde las técnicas cognitivas, por supuesto los síntomas pueden desaparecer, pero es una desaparición que sucede en frecuentes ocasiones a corto plazo, y que en el transcurso de la vida de la persona los síntomas vuelvan a visitarle para recordarle aquello que quedo sin solucionar.
 
En Gestalt, el síntoma es considerado como un llamado específico de la persona: es el lenguaje que ha “escogido”, si bien de forma inconscientemente. Lo escuchamos como una llamada de atención surgida específicamente de la propia persona. Lo ayudamos para que adquiera su máxima expresión, intensificándolo para “oírlo” mejor. El síntoma, físico o no, será con frecuencia “la puerta de entrada” que permite un contacto más profundo con el paciente. La Gestalt, en su actitud básica, se diferencia del conductismo constituyendo una vía original, que consiste en comprender y aprender, pero sobre todo vivenciar, con el fin de ampliar al máximo nuestro campo de experiencias y nuestra libertad de elección.  
 
 
Otro posible punto de encuentro en la Gestalt y el mundo académico son las crecientes publicaciones sobre neuropsicología, un mundo que  ayuda a comprender qué pasa biológicamente en la persona. La particular plasticidad cerebral da lugar a múltiples  uniones interneurales, que  continúan  estableciéndose durante toda la vida y, principalmente, se llevan a cabo durante las sesiones de psicoterapia Gestalt, que estimulan las relaciones entre diferentes capas y zonas del cerebro. He aquí la cara escondida de nuestro verdadero “inconsciente”,  implícitamente admitido y utilizado en Gestalt. Estaría almacenado más en la superficie, quizás por las interconexiones corticales del hemisferio derecho. El verdadero inconsciente profundo estaría en las capas subcorticales, que sirven de contenedor de una inmensidad de información almacenada precozmente desde el estado fetal, diseminada en el conjunto de la red neuronal y de sus nódulos nucleares en perpetuo reajuste. Constatada queda la disimetría de los hemisferios cerebrales.  Recordemos que el hemisferio izquierdo es sobre todo verbal, lógico, analítico y “científico”, mientras que el hemisferio derecho  es “mudo”, espacial, analógico, sintético y artístico. Hemos podido decir así que “el hombre piensa con el cerebro izquierdo y sueña con el derecho”. Agreguemos que el hemisferio izquierdo rige la orientación en el tiempo, la sucesión lineal unidireccional de los acontecimientos, su encadenamiento, favorece el compromiso. Mientras que el hemisferio derecho rige la orientación en el espacio y la dispersión multifactorial. Se observa que este hemisferio es muy solicitado en la Gestalt, mientras que el izquierdo lo es más en psicoterapias esencialmente verbales. Hay, a nivel cerebral, una unión estrecha entre la movilización corporal, la emoción y la producción de imágenes, y podemos considerar que el conjunto de psicoterapias con implicación corporal y emocional son “psicoterapias del cerebro derecho”. Y sobre eso, podría ser un campo en el que investigar sobre las diferencias cognitivas y gestaltistas a nivel psicobiológico.
 
Otro aspecto de actualidad en el campo de la investigación académica, y no tan alejado de los conceptos elementales del funcionamiento del cerebro, tienen que ver con lo que Perls empezó a denominar Ciclo Homeostático. En la actualidad se conoce como Ciclo Gestáltico. Perls, que era médico, se dio cuenta de la natural tendencia del organismo a recuperar su equilibrio cuando había sido alterado por una necesidad. Ante una necesidad, el organismo tiende a satisfacerla si nada se lo impide, y para ello posee una serie de mecanismos cuya puesta en marcha conducen a la satisfacción de la misma. Los distintos centros y vías del cerebro, encargado de llevar a cabo el normal desarrollo del ciclo y la correlación de los sistemas básicos del cerebro (activación e inhibición) y su alteración, son la base de los mecanismos de defensa que se describen desde la Gestalt. Pese a lo alejado del lenguaje entre psiconeurología y psicología Gestalt, no son más que distintas palabras para designar lo mismo. Los procesos psíquicos tienen su correlato o expresión corporal y los procesos corporales tienen su correlato psíquico, y ambos procesos se superponen (Egurzegui, 1998). Los últimos descubrimientos en neurociencia sobre las neuronas espejo dan explicación a la resonancia emocional o empatía, que es una actitud muy entrenada por el psicoterapeuta gestalt desde el desarrollo de la escucha, con el objetivo de conocer el reflejo que en él  tienen las emociones que el paciente trae a consulta. Esta actitud parece tener su correlato biológico en este mecanismo neurobiológico (Gascón, 2013).
 
Respecto a la entrada de la Gestalt en las universidades españolas, me consta la colaboración de diversas escuelas con universidades, tales como, en Madrid el Instituto de Psicoterapia, en Andalucía: Jera, Afra y Lamar.  Y en México, un programa de Doctorado con una relevancia sustancial en sicoterapia Gestalt en la Universidad de La Concordia en Aguas Calientes y en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
 
Como vemos, investigación, existe, aunque poca, en la que poder ir construyendo nuestra divulgación. Por ejemplo, se defendieron 55 tesis doctorales en el periodo de 1971 a 1981 (Castanedo, 2011). Estos trabajos podrían ser un apoyo considerable a la futura investigación en este enfoque, permitiendo centrar su dirección, intereses, etc. Y también podemos determinar, siguiendo con la interesante vida de Perls, que sus ideas, sus propuestas, etc., no llegaron como una influencia mística o divina. Surgieron y las logró plasmar gracias a los trabajos y conocimientos previos existentes. Esto, junto a su capacidad creativa,  dio lugar a su particular quehacer. Y, en la actualidad, esta falta de bases, de conocimientos teóricos previos, está siendo una de las dificultades que tenemos para desarrollar una práctica integrada en lo académico. Me surgen dudas sobre si, como gestálticos, nos ocupamos y preocupamos de tener a nuestra disposición un mínimo mapa teórico o unas bases sobre el uso adecuado de las técnicas gestálticas, que resulte comprensible a la mentalidad académica, de cómo estas técnicas pueden impactar en el paciente dependiendo de su caracterología, una guía que nos avise de cuáles son las vías y los caminos adecuados para llegar a nuestra finalidad primordial: ayudar a los pacientes a que sean dueños de sus vidas.
 
Para finalizar, y a modo de reflexión, me planteo y os propongo una serie de preguntas, quizá incómodas, quizá inabarcables, pero a las que espero poder aproximarme, de forma sistemática, como parte de mi trabajo de doctorado.
 
·         ¿La terapia gestáltica sería útil para tratar cualquier patología?
·         ¿Cómo ve la sociedad a la terapia gestáltica?
·         Si nos preguntaran en qué consiste la terapia gestáltica,  ¿qué explicación daríamos?
·         ¿Qué mejoras podríamos añadir a la formación gestáltica?
·         ¿Para ser terapeuta gestáltico son necesarias unas aptitudes o capacidades determinadas?
 
 
 
 
 
Castanedo, C.  y  Minguía, G. (2011). Diagnóstico, Intervención e  Investigación en Psicología Humanística. Madrid: Editorial CCS.
 
 
De Casso, P. (2003). Gestalt. Terapia de autenticidad. Madrid: Kairós.
 
 
Egurzegui, J.C., (1998). El ciclo de satisfacción de las necesidades y el cerebro. Tesina para la Asociación Española de Terapia Gestalt.
 
Gascón, C. (2013). Pastillas contra el dolor ajeno: reflexión inacabada. Revista Terapia Gestalt. 33, 104- 113.
 
 
 

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